El calor aflojó hace casi 4 días cuando empezó una tormenta que nos sigue acompañando. Parece que vino para acá al norte.
Hoy fuimos a las cataratas pero por la entrada brasilera, en la orilla sobre Brasil, y son espectaculares. Disfrutamos mucho.
Decidimos quedarnos un día más acá, y uno menos en Posadas, manteniendo la fecha de vuelta, porque no nos da el tiempo para recorrer todo. Como acá no hay lugar (en el hostel) tenemos que salir ahora o mañana a buscar otro. Por suerte hay mucho y en el auto todo es más fácil.
Hoy estuvimos en Ciudad del Este. Un despelote. Parece Beirut en los años 80. Todo en mal estado (o casi todo), gente armada en la puerta de las tiendas, un relajo absoluto en el tránsito, sin ningún tipo de regla, con niños corriendo al lado del auto golpeándote la ventanilla para que vayas a comprar a la tienda que te recomiendan... etc.
Divina experiencia. Lástima no habernos podido quedar más. Uruguay es primer mundo al lado de ese lugar... y al lado de varios otros de por acá. Como no resultó ser tan tan barato, dejamos para comprar alguna otra cosita en Encarnación, a la vuelta. Si se puede, si no, no nos importa. El viaje, las ruinas, las cataratas, pagan la venida con sobras.
Como nos cansamos del problema con la memoria de la cámara (extraviamos el cable para descargar las fotos), elegimos comprarnos a la apurada un lector de memorias (ridículamente barato, por supuesto), y resolver el asunto.
Recomendación: venir con mucha paciencia para manejar. Nadie respeta nada, salvo los brasileros (no todos) y algunos argentinos. Las reglas son al revés, y las velocidades el doble. No apto para estresados al volante (como yo era antes, je.)
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