Al final de la segunda jornada de viaje llegamos a la ciudad de Posadas, capital de la provincia argentina de Misiones.
Lo primero que nos llamó la atención fue la ancha avenida de entrada con gigantes carteles luminosos perpendiculares a la calle.
Lindo bicherío tenía en el parabrisas, después de dos días de viaje.
Guiados por el GPS directamente hacia el hotel, llegamos en pocos minutos.
Nada mal, con decoración de anciano pero bastante limpio, la hostería Maryland resultó del todo recomendable.
La gente que la atiende es súper amable, hay estacionamiento dentro de la edificación, y la habitación y el baño lucían impecables. El desayuno, incluido en la tarifa, resultaba bastante regular. Pero para lo que necesitábamos, sobraba.
El desayuno "Continental".
La ciudad es un damero perfecto. Tiene muy pocas calles que rompan un cuadriculado bastante práctico para moverse, cuando uno no conoce.
Cada ciertas cuadras, de N a S y de E a W, hay avenidas muy anchas y muy cómodas para moverse en el auto. Nos llamó la atención la duración de los semáforos. Fácilmente, demoraban un minuto o minuto y medio en cambiar a la siguiente secuencia. Lo mismo en Brasil, pero ese será otro cuento.
Otro ángulo de la plaza (ese día había 30 grados)
La ciudad tiene muy buenos precios, aunque una oferta limitada de lugares para comer. Básicamente, todos los bares y restaurantes ofrecen "Pizza y lomo". Le dicen lomo a una especie de chivito uruguayo, pero sin acompañamiento. Nos fue difícil encontrar un lugar para comer pasta, o parrillada, por ejemplo. Por supuesto que nos movimos en las zonas de más movimiento y, sin conocer, es fácil interpretar que falta otro tipo de lugares. Pero dado el tamaño de la ciudad, y todo lo que recorrimos, creo estar en lo cierto. (Si alguno me quiere desaznar, adelante).
La zona más visitada es la rambla. Construida hace relativamente pocos años, es un lugar ideal para caminar, trotar, descansar, y ver gente. Los viernes y sábados de noche (domingos, incluso), vimos que se llenaba. También hay mucha oferta de restaurantes, de todo tipo.
El puente que une a Posadas con Encarnación, con el
chiquito descansando y muy embarrado, luego de tantos km.
Capítulo aparte merece la ciudad de Encarnación, en Paraguay. Separada de Posadas por un puente de un par de km, es el lugar ideal para comprar electrónicos a bajo precio si la locura de Ciudad del Este. Como dije, capítulo aparte :-)
La sensación que nos quedó, fue la de una ciudad bastante limpia y segura. De un nivel medio y parejo, populosa, y de gente muy educada. Fue un placer hacer base ahí.
Un cartel de Pare al comienzo de una cuadra.
Insólito, si no fuera por la escuela que hay ahí.
Luego de un par de días, fijamos rumbo hacia Puerto Iguazú, 300 km al norte, donde estuvo el verdadero disfrute del viaje.
Por ahora, que el disfrute sea esta entrada del blog. ¡Salud!
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