Thursday, March 8, 2012

Bonanza a golpes

Hace tiempo que el país está creciendo económicamente.
Mientras en Europa y Estados Unidos la crisis hace mella, en Sudamérica las economías crecen y los países reinvierten en mejoras largamente postergadas.
Acá se nota mucho en el consumo, en el nivel de ventas de los comercios y en el uso de servicios. La venta de autos 0 Km se disparó y en cada temporada de vacaciones o fin de semana largo los hoteles están completamente llenos.

Pero uno de los aspectos negativos es que, naturalmente, los empresarios quieren hacer su agosto y los precios se dispararon. Estamos en un nivel de inflación anual por encima del proyectado por el gobierno, y se hace difícil la desaceleración de la economía.

Pero otro aspecto, mucho más mundano, es que la gente tiene dinero para hacer reparaciones y mantenimiento de sus propiedades.



Desde noviembre del año pasado que en mi edificio, y en una casa vecina, hay albañiles trabajando en reformas y arreglos.
Es insoportable el constante golpeteo de los martillos y mazas. A toda hora, todos los días.
Después de haber estado fuera en enero durante veinte días, supuse que toda obra estaba concluida. Pero no fue así.
Los golpes siguen y siguen. Parece que para construir es necesario demoler.
No importa si llueve, es la hora del almuerzo, o de la siesta. Constantemente los obreros están cepillando, golpeando, taladrando o cortando.
Hace ya cuatro meses.



En un intento por dormir, he estado yendo a otras casas a pasar la noche o la siesta. Imposible. En todos lados hay obras en construcción o reciclajes o reparaciones. La ciudad entera suena permanentemente.
Hasta en el trabajo, donde hay paredes gruesas y se cuida la insonorización por el estudio de grabación. Golpes en la lejanía a toda hora.

El problema crece cuando uno lleva varios días mal dormido y se despierta nuevamente con golpes que retumban en la propia pared del dormitorio.
O cuando es sábado y empiezan a golpear a las 7:30 am. Y no exagero.



Martilleo (solo audio)

Supongo que en algún momento terminará. Las obras concluirán, o me mudaré al campo.

Por ahora, parece que no importa lo bien que esté este país, las cosas solo se arreglan a los golpes ;-).


Actualización:

La Cámara de la construcción pide que ingrese al mercado laboral gente por debajo de 18 años y por encima de la edad de jubilación. Falta mano de obra y va para largo.